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Nos Fascina Destrozarnos La Vida Por Amor.



Sabes que esa persona no te conviene. Lo sabes pero, ¿qué pasará por intentarlo un poquito más? Total, ya te has destrozado, te has despedazado, has llegado a límites que ni tu imaginabas.


En una parcelita de tu interior, sabes que esa historia acabará, sabes que circulas por una pendiente peligrosamente inclinada y que esa pendiente concluye en colapso, pero ¿qué más da? Has decidido que irás hasta el final, que recibirás la colisión con los brazos abiertos, que por un instante más junto a esa persona, entregarás tu alma en pedazos.


Intentas acallar tu voz, aquella que te dice que escapes, que puedes, que sin esa persona tu vida será mucho mejor. Aplastas esa voz, no quieres saber nada de ella, te produce incomodidad porque en el fondo sabes que tiene razón.


Finges que hay esperanza, que algún cambio milagroso se producirá. Finges y te lo crees y mientras más te lo crees mejor aprendes a fingirlo.


De pronto un día observas que ya no eres la persona que solías ser, que ya casi no ríes, que tu vida ha perdido el norte, el rumbo y que vas sin dirección. Pero haces, además, otra observación, te das cuenta de que sin esa persona tampoco eres capaz de encontrarte y, de este modo, comprendes que te has extraviado, que no sabes salir del lugar en el que estas, que tus sentidos se han atrofiado y el miedo se ha apoderado de ti.


Te has convertido en un ser atormentado, te preguntas porqué la vida te ha condenado a vivir esa lamentable suerte.


Parece que estés en una encrucijada, o dejas a esa persona y eres feliz o permaneces a su lado y te sentencias a muerte. Ves dos caminos, en los dos pierdes algo valioso, en uno el amor, en el otro la felicidad.

Decisiones. ¡Qué condenadamente difíciles son de tomar!


A veces, le hablas a alguien sobre tu situación, o lo intentas, porque no hay alma en vida que pueda explicar lo que estas atravesando, lo cuentas y suena estúpido, entonces ese alguien te da un consejo, un consejo que sabes que de ningún modo vas a tomar, un consejo que tirarás al cubo de los desperdicios.


Te recreas en tu agonía y en tu sufrimiento, te lamentas de las cosas que hiciste y que permitiste pero seguirás, seguirás hasta que estalles en millones de fragmentos, hasta que te pulverices y te desintegres.


Y es en este punto, exactamente en este instante de fragmentación, cuando un nuevo mundo nace de los sucios despojos.


A partir de tu completa destrucción, permites el surgimiento de un nuevo destino.


Solo aquellos que se atreven a ir hasta el final, obtienen todas las respuestas, aquellos otros que renuncian a mitad de camino por miedo al sufrimiento, siempre regresan al mismo lugar, haciendo las mismas preguntas sin obtener ninguna respuesta.


Nos fascina destrozarnos la vida por amor, porque a través del sufrimiento aprendemos y evolucionamos. Cuando todo es sencillo, simplemente no crecemos, es a partir del dolor como se forjan los grandes caracteres.


Así que, si estas sufriendo, aprende, crece y agradece, porque nada te transformará de un modo más categórico que la cantidad y la calidad del dolor que seas capaz de trascender.


Dedicado a mis amigas, las eternas víctimas del tormento por amor.




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